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A 50 años de su creación y fuera de cualquier impronta nostalgiosa, "La Menesunda", de Marta Minujín, vuelve a exhibir -esta vez en el Museo de Arte Moderno (Mamba)- el mismo desparpajo para interpretar los desafíos del arte contemporáneo que en el tiempo transcurrido hasta el presente desarrolló las consignas planteadas con una mirada visionaria por la artista que sin empacho y como un mantra repite una y otra vez: "Soy una genia como Dalí y Picasso".
"Olores, sabores, ambientes, arte conceptual, arte pop, arte con video, hay de todo ahí adentro que después tuvo su desarrollo, yo la considero una obra icónica por eso el MoMa de Nueva York y la Tate quieren exponerla", dice Minujín en la planta baja del museo, en la preinauguración de esta Menesunda, que como ella misma confirmó "será donada al museo".
Con una sensación que va desde aquellos días de revolución del arte, donde miles de personas hicieron cuatro o cinco horas de cola para poder entrar y perderse en esta propuesta fuera de serie para la época, hasta ahora donde vuelve a resurgir con la misma vitalidad que entonces, Minujín repasa una y otra vez sus características únicas.
Alrededor de ella, se encuentran la directora del museo, Victoria Noorthoorn, y los equipos de ambas que tuvieron la titánica tarea de volver a reconstruir históricamente, a partir de fotografías, videos, material gráfico, testimonios de los artistas, a "La Menesunda" que en aquellos días -luego de dos semanas- acabó desintegrada porque los materiales no resistieron el entusiasmo popular.
La primera vez la cita fue en el Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella, expresión de las vanguardias del momento, aunque esta obra -de Minujín y Rubén Santantonín- eclipsó de entrada a figuras como Jean Dubuffet, cuyas pinturas estaban estratégicamente ubicadas adelante de todo, al fondo pusieron esta estructura laberíntíca que respondía a un nombre que en lunfardo significa "mezcla" o "confusión".
La prensa retrataba la escena con minucia: "Llegamos al Instituto Torcuato Di Tella (Florida 936) y nos encontramos con una larga fila de gente esperando entrar en 'La Menesunda'. Hombres y mujeres. Escépticos unos. Sonrientes otros. Observaban ansiosos los rostros de los que salían. Querían saber de qué se trataba. Qué era lo que iban a ver. Qué les iba a pasar allí adentro…".
"Lo nuestro fue algo espontáneo, urdido para romper con el cuadro de caballete, adentro del instituto vivíamos una democracia que no existía adentro de la ciudad, entonces rompimos con todos los esquemas y nos fuimos a crear con olores, sabores y situaciones distintas: Hay un túnel de neón, y allí están planteados todos los movimientos artísticos que se desarrollaron en la mitad del siglo XX", rememora la reciente ganadora en Florencia del premio "Lorenzo el Magnífico", por su extensa e importante trayectoria.
El proyecto de reconstrucción de "La Menesunda" ideada por Minujín y Santantonín en 1965 implicó un trabajo conjunto de los departamentos de Curaduría, Diseño y Producción de Exposiciones, y Conservación del Museo, junto a la artista, quien acompañó cada etapa, además de la participación de un grupo de especialistas contratados, incluido el arquitecto Fernando Manzone.
En el primer piso y en un enrevesado itinerario que no puede ser recorrido por más de ocho personas, de a una van pasando por cada lugar, recorriendo un mapa caprichoso que sube, baja, toma atajos, se empequeñece y el visitante termina mirando por un orificio, o tratando de descubrir una llave para abrir una puerta.
También se reencuentra con televisores de antaño, en blanco y negro, en los dos primeros puede observarse en vivo y en directo el visitante, y los demás transmiten programas o noticias de ese tiempo; una escalera hacia abajo lleva al interior de la cara de una mujer, donde una maquilladora y una masajista ofrecen sus servicios y son pocas las que se resisten a verse como si estuvieran en los años 60 con los ojos delineados en negro y una curva ascendente.
Las paredes de esa habitación están recubiertas de objetos de maquillaje, de esponjas de colores y saliendo por una puerta espera una especie de jaula de colores estridentes que deposita al espectador en otros espacios: uno recubierto de intestinos cuyo techo baja hasta lo indecible y acaba en un pequeño orificio; otro con enormes cilindros de distintos materiales que hay que sortear para moverse o irrumpir en el dormitorio de una pareja sin ropa, tapada con una manta, que conversa o lee como si nadie estuviera con ellos.
También, se pasa por el interior de una heladera, con un frío polar y de gran tamaño o una habitación octogonal donde en el centro una cabina de acrílico, evita que los ventiladores que se activan al prenderse las luces esparzan por todos lados el papel picado que cubre el piso.
"Siempre tuve en mente el tema de la participación masiva, que está muy ligada con el arte contemporáneo, con 'La Menesunda' quisimos romper con los museos, con las galerías", reitera Marta, que de a ratos entra con los visitantes para volver a vivir su experiencia alucinante y convencida de que esta vez, "la obra va a resistir, van a cuidar que no se deteriore".
La obra es descripta en el catálogo por Sofía Dourron, integrante del área de Curaduría del Museo, como un laberinto que "confrontaba, incomodaba, sorprendía y zarandeaba a todo aquel que osara traspasar su umbral. Sacudiendo al espectador de su habitual pasividad y sumergiéndolo en un agitado revoltijo, la obra confundía la cotidianeidad doméstica con el bullicio de las calles del centro y el más reciente de los lenguajes de la vanguardia, todo en una misma sala".
La exposición se podrá visitar en Avenida San Juan 350 de martes a viernes de 12 a 18 y los sábados, domingos y feriados de 12 a 18; con una entrada general de 20 pesos, en tanto que los martes es gratis.
La sala tendrá una capacidad limitada y el ingreso será por orden de llegada. Debido a la existencia de espacios restringidos y a la compleja circulación, la obra no es apta para menores de 16 años, personas que sufren claustrofobia, con insuficiencia cardíaca o con movilidad reducida. Tampoco podrán ingresar a la sala personas con tacos o zapatos en punta.
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