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En el camino de la Memoria, la verdad y la Justicia
No hay paz sin justicia. Tampoco se puede construir el futuro sin memoria. Por eso, cada 24 de Marzo hay que hacer un alto y recordar que ese día, en 1976, un golpe de Estado cívico militar instauró la dictadura más sangrienta de la historia argentina.
A partir de entonces y antes aún, con los crímenes cometidos por la Triple A, comenzó una brutal represión que dejó el saldo doloroso de 30 mil detenidos desparecidos, la apropiación de criaturas nacidas en cautiverio y profundas huellas en la cultura de nuestra sociedad.
En este sentido, el primer paso es no olvidar, para que nunca más tengamos que sufrir las atrocidades del pasado; porque aún persisten expresiones nostálgicas del régimen. Son frecuentes, especialmente en momentos de crisis, las conductas discriminadoras que llegan al extremo de la xenofobia y de allí a la agresión lisa y directa contra el otro, al que piensa diferente. Por eso, nunca será suficiente el esfuerzo que se destine a la erradicación de estas formas aberrantes de desprecio por la vida. Éste es uno de los objetivos principales de la batalla cultural en la que estamos inmersos y de la que debemos ser protagonistas.
Asimismo, debemos valorar y acompañar los juicios a los represores y genocidas, con la convicción de que la democracia es incompatible con la impunidad. Los delitos de lesa humanidad cometidos bajo el imperio del terrorismo de Estado son imprescriptibles. Y el reclamo de justicia impulsado por los organismos defensores de los derechos humanos no es un acto de venganza, sino de restauración de las normas básicas e indispensables para lograr una convivencia respetuosa.
La historia de los pueblos demuestra que la utopía de una vida digna para todos los seres humanos, requiere de una lucha continua y persistente. Y el punto de partida son los ideales, la participación y la convicción de que no sólo es necesario, sino que es posible construir esa sociedad más justa.
En este 24 de Marzo, seguimos junto a los que portan los retratos de sus seres queridos, para no olvidar, para tenerlos presentes, entendiendo que la juventud es un actor de enorme peso en los procesos sociales, con la responsabilidad de escapar al conformismo, al posibilismo y con el desafío de seguir construyendo nuevos horizontes hacia donde caminar.
CENTRO CIUDADANO VERA
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