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En la madrugada del domingo, luego de los ecos y el jolgorio de la última noches de corsos, Villa Guillermina se vio envuelta en verdadera madrugada atravesada por la violencia protagonizada por facinerosos.
Golpearon a cuatro policías, intentaron tomar la comisaría; fueron detenidos dos de lo que encabezan la horda y permanecen prófugos tres de los agresores. En la mañana del lunes se espera allanamientos en el domicilio de varias familias identificadas con los preocupantes desmanes. En la tarde del domingo la policía logró detener otros dos activista y responsables de los desmanes producidos en la madrugada.
Pasada las 04 horas de la madrugada del domingo, a pocos minutos de haber culminado la presentación de los corsos en Villa Guillermina, un grupo de facinerosos permanecían orinando en frente de la casa de quien se identificó como José Alegre – chofer de una empresa de ómnibus -, recibiendo el pedido de la familia que abandonen la escatológica práctica. Cuando Alegre les repite el pedido es agredido por el grupo, para luego toparse – el grupo - con un vecino con el que tienen discusiones pendientes. Este último los amenaza que si no se retiran o tendrían problemas.
Se retiran del lugar sin mediar agresiones y van a la comisaría a denunciar el hecho; en la guardia solo había un policía, dado que el resto – 6 uniformados – aún estaban afectados a la custodia del espectáculo que terminaba de presentarse en las calles. El policía - sargento ayudante Pablo Gómez - les explica que está solo en la guardia, sugiriéndoles “que se vayan a dormir”, advirtiendo la particular situación.
Inmediatamente, según explica fuentes policiales, lo agredieron ultimándolo con golpes y patadas. El resto de los uniformados que permanecían a la distancia, advirtieron lo sucedido y corren a la comisaría a auxiliar a la única guardia en la comisaría. Logran detener a dos de los facinerosos. El resto se retira amenazando que volverían, entre empujones y carreras.
A los pocos minutos se presenta una horda mayor – según testimonios – ya superaba las cincuentas, todos amigos y familiares de los detenidos y exigen a la policía que suelten a los dos detenidos. Hubo forcejeos, golpes, empujones y palazos; momento este en que tres policías más fueron agredidos. Intentaron tomar la comisaría de Guillermina.
Para esa hora de la madrugada, ya se había solicitado refuerzos a la Comisaría V de Las Toscas, quien se presentó con dos patrulleros y varios efectivos. Con pocos uniformados y pocos elementos en sus manos, lograron calmar la horda y deciden trasladar los presos y policías golpeados a la Comisaría V de Las Toscas, donde aún permanecen detenidos. En horas del día del domingo, la policía logró detener a otros dos de los revoltosos.
En el amanecer del domingo, el periodista Antonio Avalos se presenta con el objeto de cubrir los desmanes producidos horas antes; se encuentra con la horda en frente de la comisaria de Guillermina y al momento en que exhibe sus instrumentos de trabajo: grabadores, cámaras filmadoras y de fotos, se le abalanzan varios de los facinerosos y lo agreden bajo amenaza de muerte si no se retira o apaga las cámaras.
Además de recibir golpes el periodista Avalos y su camarógrafo, su auto personal fue objeto de palazos y botellazos logrando romper el vidrio parabrisas y ambas puertas laterales del móvil.
Según lo adelantado por autoridades policíacas, la horda está integrados por una familia de Guillermina que incluye a detenidos y prófugos y el resto de los facinerosos que participaron de un hecho que puso en vilo a la autoridad policíaca, infligiendo, sin antecedentes, una verdadera desestabilización del orden público dejando heridos que incluyen a uniformados del medio.
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